La falsa pista by Henning Mankell

La falsa pista by Henning Mankell

autor:Henning Mankell [Mankell, Henning]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 1995-01-01T05:00:00+00:00


23

La ola de calor continuaba.

Wallander se dio cuenta de que ya estaban en pleno verano casi sin haberse enterado. Sudaba al caminar desde la comisaría hasta el centro de la ciudad y el hospital.

Al volver de Malmö, ni siquiera entró en la recepción para ver si tenía algún mensaje, cuando recibió la llamada de Svedberg. Se quedó completamente inmóvil junto al coche, como si de repente hubiese perdido toda orientación, y luego, lentamente, le dijo a Ann-Britt Höglund, con voz casi cansina, que ella tendría que cuidarse de informar a los colegas mientras daba un paseo hasta el hospital en el que la hija de Carlman se estaba muriendo. No esperó su respuesta, solo se volvió y empezó a caminar, y fue entonces, durante el paseo, al empezar a sudar, cuando comprendió que estaba envuelto en un verano que tal vez sería largo, caluroso y seco. No se dio cuenta de que Svedberg le adelantó con el coche, saludándole con la mano. Como de costumbre, caminaba con la mirada fija en el suelo igual que cuando tenía mucho en que pensar, lo que era casi siempre. Esta vez intentó aprovechar la corta distancia que separaba la comisaría de la entrada del hospital para trabajar una idea nueva que no sabía muy bien cómo manejar. Sin embargo, el punto de partida era muy sencillo. En muy poco tiempo, más exactamente en menos de diez días, una chica se había suicidado en un campo de colza, otra había intentado suicidarse después de que asesinaran a su padre, mientras que una tercera, que también había perdido a su padre en un asesinato, había desaparecido marchándose de viaje de una manera vaga y algo extraña. Tenían diferentes edades; la hija de Carlman era la mayor, pero todas eran jóvenes. Dos de las chicas eran víctimas indirectas del mismo asesino, mientras que la tercera murió por su propia mano. Lo que las diferenciaba era que la chica del campo de colza no tenía nada que ver con las otras dos. Pero en su cabeza, Wallander sentía una responsabilidad personal por todos estos sucesos, por parte de su generación y más aún por la mala conciencia de haber sido un pésimo padre para su hija Linda. Wallander se abatía con facilidad. Entonces se quedaba melancólico y distraído, embargado por una tristeza difícil de explicar. A menudo le llevaba a pasar noches en vela. Pero dado que ahora tenía que actuar, hacer a la vez de policía en un rincón del mundo y encabezar un equipo de investigación, intentó deshacerse de la angustia y aclarar los pensamientos dando un paseo.

Se preguntó con desconsuelo en qué mundo estaban viviendo. Un mundo donde la gente joven intentaba quitarse la vida de algún modo. Decidió que en ese momento estaban sumergidos en una época que se podría llamar el tiempo de los fracasos. Las ilusiones que se habían forjado resultaron ser menos sólidas de lo esperado. Creían edificar una casa y lo que hacían en realidad era erigir un monumento sobre algo ya pasado y casi olvidado.



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